domingo, 8 de mayo de 2016

Los plátanos: De Lanzarote a Bilbao

Vivimos en una sociedad profundamente individualista, donde priman los intereses particulares a corto plazo sobre el bien común a largo plazo. Sufrimos endémicos problemas de carácter local, en un mundo cada vez más dominado culturalmente por la globalización que aplasta y domina cualquier divergencia. Un claro ejemplo son las grandes presiones que ejercen las multinacionales en la U.E. a fin de aumentar, entre otras, las importaciones agrarias en el supuesto Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

Ante ello nos dicen en ASPROCAN que el sector está unido. ¿Hablan de Canarias o de la península? La semana pasada, mientras en Las Galletas los plátanos se vendían en el supermercado a 2,25€, en Bilbao estaban a 1,99€, y en Mazo enterrándolos en el vertedero. Esta semana sin embargo el mercado ha cambiado radicalmente. Los precios están a unos niveles muy similares en distintos puntos geográficos, en Lanzarote, Las Galletas o La Laguna a 1,69 € y en Bilbao a 1,89€.

Nuestro individualismo local continúa con sus pequeñas y absurdas luchas fratricidas. Competimos entre nosotros con hasta 6 categorías y con más de 30 marcas. Las estrategias de identificación de marca y ahorro de costes siguen en el congelador. Unificar marca bajo la IGP, una caja única, ahorros en los fletes y otras optimizaciones son imprescindibles para mantenernos a flote. 

La unidad de la que habla ASPROCAN es algo de cara a la galería. No se puede limitar a realizar publicidad por 6 millones de euros anuales. Necesitamos unificar nuestra marca, concentrando las empresas de las Islas para eliminar gastos inútiles, ser más austeros y eficientes. 

ASPROCAN ha de tener competencia en la calidad y en la distribución. Dejemos de competir entre nosotros cuando fuera tenemos multinacionales con una estructura totalmente centralizada y concentrada, y una estrategia clara para reducir aún más los aranceles de entrada a Europa.

Nuestros agricultores viven en una situación social y ambiental que no se parece en nada a la del resto de productores de bananas. Nuestros plátanos cumplen con la normativa europea en todos los niveles, sanitarios y laborales. 

No volvamos a repetir la historia de los tomateros, que no se arruinaron solo gracias a Marruecos y a sus salarios de hambre. Exportábamos tomates con 77 empresas, peleando por el mercado local y el exterior, sin acuerdos en el empaquetado o en el flete en barcos ajenos.

En lo que llevamos de año 2016 no se ha cubierto los costes de producción en la mayor parte de las explotaciones. Con un precio de venta de 0,30€ por kg, cada semana son más las familias que se quedan por el camino. 

Los plátanos tienen los días contados si no tenemos unidad real. Tenemos que cuidar la relación con nuestros consumidores, garantizando calidad y frescura y con unos precios regulares todo el año. Hagamos las cosas bien, hagamos las cosas juntos, aquí y en la península. Podemos mantener un sector clave en la economía de las islas.

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