domingo, 29 de mayo de 2016

De Arico a Barlovento

Desde el punto de vista climático, pocos pueblos canarios hay más dispares que Barlovento y Arico. Uno en la costa norte de La Palma, bajo las constantes brumas del alisio, y el otro que vive un eterno verano al sotavento del Teide. Sin embargo, mantienen muchos paralelismos históricos y sociales. Hasta el año 2000, ambos tenían unas 200 hectáreas cultivadas, tomates en Arico y plátanos en Barlovento. En Arico mantenían unos 800 puestos de trabajo directos, mientras que los plátanos eran y son el principal sustento de Barlovento. En uno se obtenían 40 toneladas anuales por hectárea de plátano, mientras que en el otro eran más de 80 toneladas de tomate en la misma superficie.

Por desgracia, Arico ha vivido la total desaparición de sus tomates. El municipio que era más dinámico, junto a Guía de Isora, en producción agrícola en el sur de Tenerife ha perdido sus invernaderos, su infraestructura de riego y, lo más grave, sus empresas y trabajadores. Entretanto, en Barlovento hoy se sufren numerosas dificultades por los bajos precios que obtienen los agricultores, pero tampoco se plantean medidas reales que puedan resolver este problema.

Asprocan propone ahora recuperar mercados como Reino Unido o Portugal, pero no analiza por qué no somos competitivos. Este tipo de medidas no se pueden improvisar, sobre todo mientras seguimos perdiendo mercado en la Península por nuestras peleas fratricidas. Necesitamos mejorar internamente para ser más competitivos con nuestros plátanos. Tenemos mucho camino por delante en asuntos como la clasificación del producto, el empaquetado, la optimización de recursos conjuntos, el flete y la comercialización. La alocada competencia entre pequeñas organizaciones locales nos hace tremendamente débiles ante los mercados y las enormes multinacionales. No podemos seguir derrochando recursos.

Arico ha sufrido la ruina de un sector clave en la economía local. Es un pueblo que ha sufrido una parada total de la inversión en infraestructuras como invernaderos y en el riego, pero también la pérdida de la ilusión de su gente. En Tenerife, hemos perdido más de 6.000 puestos de trabajo desde el año 2000, cuando la diferencia de costes con Almería o Marruecos no era insalvable. Hemos tirado la toalla cuando podíamos haber luchado para continuar siendo competitivos. Tampoco nos han ayudado los acuerdos de
la UE con Marruecos o la ignorancia sufrida desde la burocracia de Madrid.

Tenemos razones para defender la producción local con empresas pegadas al suelo. Hoy la mayor empresa de Buenavista del Norte produce tomates. Con casi 100 trabajadores, a pesar de todos los obstáculos, ha exportado en 2015 más de 2.000 toneladas a Reino Unido. Sus mayores dificultades se pueden solucionar desde aquí, pero el problema clave son las prometidas ayudas al transporte que nos harían competitivos con Almería.

Que la suerte de Arico no se repita en Barlovento. Busquemos condiciones que también nos permitan recuperar los más de 15.000 puestos de trabajo perdidos en los tomates de las Islas.

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