La cultura del agua en Canarias nos indica una historia
cargada de esfuerzo, de imaginación; la historia de un pueblo que ha luchado
por conseguir lo que la naturaleza le ha negado. El agua nunca ha sido
abundante en las islas Canarias, y las sequías han sido frecuentes en nuestros
campos. Nuestra gente, pobre en recursos, realizó obras heroicas sin apenas
medios, siendo los brazos y la voluntad de superación los principales aliados
para pasar de la sed al agua.
Un ejemplo de tanto esfuerzo y sacrificio es el pueblo de
Barlovento, en La Palma. Allí se ha pasado de no tener agua para beber en 1948,
abasteciendo la población con agua en bidones desde el vecino pueblo de Los
Sauces, a disponer de la abundancia actual en caudal y canalizaciones.
Sean estas líneas de homenaje a los que han construido 13
galerías en Barlovento. Son unos 50 kilómetros perforados, que aportan más de
1.500 pipas de agua por hora, riqueza infravalorada por las nuevas
generaciones. Les dirigimos surcos de papel, surcos que queremos dedicar a don
Eulalio Pérez Hernández por ser el mayor maestro en conocimiento sobre galerías
de Barlovento. Trabajó en numerosas galerías, participando también en las
directivas y la gestión de numerosas comunidades.
Gracias a su saber, podemos rememorar la penuria de recursos
económicos y la autarquía de la posguerra. Se tuvo que recurrir en esa época a
los supuestos raíles de acebiño, puesto que no había recursos económicos para
más. Se compraban los ejes y las ruedas de las vagonetas, unido a la dinamita y
el carburo, los pistoletes, la fragua y la mandarria. El resto se improvisaba
con los medios disponibles; en vez de raíles de hierro, varas de acebiño sobre
la que hacían circular una vagoneta con los escombros de la galería empujados
con tracción humana. Esta situación se mantuvo en numerosas galerías,
alcanzando a perforar hasta 20 metros de túnel de sección 1,6 x1,8 metros cada
mes, con dos cuadrillas turnándose.
Cuenta don Eulalio cómo en las galerías de la Adelfa o en El
Capricho perforaron miles de metros bajo estas pobres condiciones, utilizado
básicamente los brazos. En otros casos, las galerías ya disponían de compresor
y de raíles, como ocurrió en la galería que dio los primeros alumbramientos en
Barlovento, la galería de la Faya en el año 1949. El esfuerzo de un amplio
colectivo permite que hoy sea Barlovento de los pueblos más ricos de Canarias
en agua, con unos 50 kilómetros perforados y algo más de seis millones de
metros cúbicos por año, aproximadamente el 10% de las aguas en La Palma. Los
Tocaderos, una de las galerías más profundas de Canarias, con 6.600 metros, dio
agua tras sesenta años de perforación. Además, los caudales no sufren apenas
mermas, produciendo el líquido elemento más del 90% de las galerías perforadas.
La actual crisis social y económica ha devaluado la cultura
del mundo rural, empobreciéndose el municipio. Hoy Barlovento tiene menos
población que en el siglo XIX: en 1894 tenía 2.089 habitantes y en 1950, con el
auge de la perforación de las galerías, 3.500 habitantes. Actualmente, es
posible que no se alcancen los 2.000 habitantes de hecho. Barlovento,
produciendo el 10% del agua de La Palma, tiene el 2% de su población. Estos
datos deben hacernos pensar sobre la crisis social y ambiental que genera el
actual modelo económico y cultural en Barlovento y en las Islas. Tenemos
recursos ociosos, no sólo en agua, sino en tierras cultivables y, a pesar de
ello, la población continúa en el paro. Se han creado bancos de alimentos en
numerosos municipios de La Palma, mientras que las tierras carecen de surcos y
los campos permanecen sin sementera. La Palma tiene una cosecha de parados de
las más altas de su historia. No hay una sola medicina para la actual situación
social, cultural y económica. Los que han perforado las galerías pagando la
cuota con los huevos de las gallinas o el queso de la cabra no podían concebir
una situación en la que el agua iba a carecer de quien regara los campos.
La situación de Barlovento pone de manifiesto que las alternativas
a la situación actual no pueden continuar por los actuales carriles, aunque
éstos sean de hierro. El modelo actual tiene raíles de acebiño para el campo,
mientras que el modelo urbano dominante habla de rallies automovilísticos,
ignorando la cultura del ayer, básico para entender el hoy y el mañana. Es
urgente otra política agraria y social en Canarias. Otro campo es posible,
dignificando el trabajo y la cultura rural, con un modelo económico y social
que garantice unos ingresos mínimos y otra cultura hacia la agricultura y la
ganadería en Canarias.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
DIARIO DE AVISOS, 8 de Abril de 2014
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