Asistimos el pasado martes en el Salón Noble en el Cabildo
de Tenerife a la entrega de los Premios de Tenerife Rural, premios que son un
reconocimiento a una manera de actuar sobre nuestro territorio. Es bueno que
sepamos que en Canarias se mantienen todas las grandes culturas agrarias del
planeta, exceptuando la cultura del arroz y es una de las capacidades que nos
ha permitido sobrevivir en un territorio con unos recursos naturales muy
limitados, por ello los Premios de Tenerife Rural son una revalorización de una
manera de vivir, de trabajar y sobre todo de convivir con la naturaleza en una
gestión en gran medida de lo que ahora llamamos sostenibilidad, es decir lo
rural, lo tradicional y lo local tiene una serie de valores que los campesinos
y campesinas de esta tierra han incorporado y domesticado plantas, tras una
larga observación y aprendizaje de tal manera que plantas que son exigentes en
la humedad como las batatas o los castaños, las encontramos cultivadas en el
árido Lanzarote o en el sotavento de Tenerife.
Es en este marco en el que los Premios de Tenerife Rural son
un reconocimiento de una manera de hacer y estar en nuestro territorio, así por
ejemplo las batatas que se cultivan en Anaga, las papas borrallas o la ojo de
perdiz, tienen mucho de sabiduría popular rotando entre parcelas a distinta
altura o con diferencias de clima o de suelo para mantener la productividad de
las mismas, por ello el reconocimiento que se le hace a Cirilo Rodríguez y a
Sotera Ramos son también un compromiso con el futuro con la pervivencia de
nuestra población en el Parque Rural de Anaga, con la mejora de la calidad de
vida de nuestra gente, en lo que la biodiversidad botánica y agraria son una
misma cosa. El reconocimiento a Laureano Febles sobre su trabajo en el rescate
del cultivo de castaños en Acentejo con un gran conocimiento sobre las
variedades cultivadas así como la relación de los castaños con los policultivos
de papas, millo y leguminosa o la preocupación de mantener la ganadería o la
feria de San Antonio Abad, son parte de esa cultura que ahora más que nunca
necesitamos incorporar en un compromiso por el futuro de esta tierra. Por otro
lado, Eduardo Oramas Alayon en Aldea Blanca incorporando el juego del palo y
las tradiciones del campo a nuestros muchachos y en consecuencia acercando a
nuestros jóvenes a la tierra más allá que utilicen como elemento de
comunicación el whatsApp, en la que sin lugar a dudas la revalorización de
nuestro medio rural y cultural pasan por otros valores hacia la tierra y el
trabajo. En otro estado de cosas, Iván Méndez y Nayra Sánchez han creado una
empresa de actividades al aire libre en la que el buceo, el senderismo, el
kayak y el parapente son maneras de acercar a nuestra población a un medio
rural ignorado y marginado como ha sido Teno, pero es más no solo dignifican
territorio sino otra manera de ver y actuar sobre un espacio marginado como ha
sido el Parque Rural de Teno.
En los aspectos tradicionales aparece Chirche y la AAVV con
Felipe Neri, recuperando no solo las casas antiguas, las tradiciones, los
frutales de secano: higueras, almendros, los molinos de gofio y las eras, etc.,
y en consecuencia revalorizando las medianías marginadas del sotavento de
Tenerife. Finalmente hemos de destacar el COE Manuel de Falla en La Orotava
como una labor dilatada en el tiempo más de 20 años fomentando un acercamiento
de los niños al medio en el que viven, de los maestros, los padres y los
abuelos, de los niños y el entorno, en los que el huerto escolar y la defensa
de los pajares como viviendas de ayer, que no solo son restos de la pobreza y
la marginalidad sino que tienen mucho con una cultura de aprovechamiento de la
madera, la piedra y la paja y sobre todo referencias de identidad cultural con
maestros y artesanos, creando un museo vivo en el pajar del Colegio Manuel de
Falla y teniendo una relación viva permanente entre los llamados maestros de la
tierra y los maestros del colegio, vinculando un grupo de jóvenes con el
entorno, con la agricultura y con la cultura del territorio, es sin duda de las
experiencias más rica que hemos tenido en Tenerife en los últimos años, en la
que el huerto escolar, los maestros son un foco de luz que alumbra con gran
parte de la sabiduría del entorno en la que imparten las clases, tema este no
resuelto en Canarias en la que la escuela tiene que estar más vinculada al
territorio y en la que necesitamos un sistema educativo menos teórico y mas implantado
en el medio ambiente y social en las islas, por ello la enhorabuena a Pablo Reyes
y al equipo de maestros que han mantenido este centro como faro a lo largo de
más de 20 años.
Aquí el medio físico y la presión demográfica nos obliga a
una lectura del medio rural con el máximo de cuidado en la que la cultura
agraria, hija de la observación y del sistema de pruebas error-acierto que han
tenido nuestros campesinos y toda una serie de experiencias que han aportado
los emigrantes, que han vivido en esta tierra desde el mundo aborigen hasta la
introducción de las papas, el millo, los tomates, y batatas, incorporadas por
los emigrantes en su vuelta de América situación que llega hasta los Nabateos
en el sistema de Gavias y Nateros de Fuerteventura y otros puntos del sotavento
de otras islas, es parte de esa riqueza cultural que se trasmite de padres a
hijos o de abuelos a nietos que tanto valor tiene en un mundo en el que las
multinacionales de las semillas, fertilizantes o pesticidas están marcando las
pautas no solo de la agronomía o lo que es peor de la alimentación de nuestra
gente, por ello estos premios simbólicos del Salón Noble del Cabildo de
Tenerife no pueden quedar como un elemento aislado y nostálgico, de un pasado
que hemos perdido, son elementos de la cultura oral que tenemos que rescatar de
manera urgente para recuperar los surcos en un territorio en el que casi nadie
quiere mirar para la tierra, las semillas y para las raíces de un pasado que
con toda seguridad son parte también del futuro de un territorio más sostenible
social y ambientalmente, en el que el hombre en los últimos años ha domesticado
la zahorra, el picón, el jable y el mal país y lo que aún es más importante,
tenemos que preocuparnos de producir alimentos para 300 personas que vivimos en
cada kilometro cuadrado y que hasta ahora nadie desayuna con un WhatsApp, sin
embargo doña Sotera Ramos cuida y ordeña las cabras en las Carboneras y enseña
a sus nietos parte de esa cultura del ayer.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
DIARIO DE AVISOS, 2 de Marzo de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario