Leemos con preocupación las declaraciones que hace la
responsable de medio ambiente en el Gobierno de Canarias en DIARIO DE AVISOS,
el pasado martes, 18 de febrero. Nos dice la señora Guacimara Medina que la
gestión hay que alejarla en el territorio en el que se practica y que las
administraciones locales son débiles ante la presión del entorno y, por ello,
es partidaria de que el Estado sea el gestor de nuestros parques nacionales.
Ignora dicha señora que la naturaleza que gestionamos hoy en Canarias es hija
de la cultura y del mejor o peor hacer de los canarios que han vivido y han
sufrido en esta tierra, al menos en los 2.000 últimos años, si bien es verdad
que los elementos represivos tras la colonización con el reparto de tierras y
cambios de uso en ellas, unidos a la creación de la Guardia Provincial y
posteriormente la Guardia Civil en el último siglo, han impuesto pautas
dirigidas desde el exterior.
Es bueno que sepamos que el pastoreo se mantuvo en nuestros
montes desde el mundo aborigen hasta los años cincuenta, en el caso de Tenerife
y La Palma, y que aún se mantiene en las cumbres de Gran Canaria, a pesar de
las prohibiciones impuestas desde Madrid, por la supuesta protección de la
naturaleza sin la presencia de los pastores. ¿Tiene la señora viceconsejera
argumentos para defender la suspensión del pastoreo como sistema de gestión de
nuestros montes? Nosotros, no. Es más, resulta preocupante saber que éstos que
echaron a los pastores de Las Cañadas del Teide en nombre de la naturaleza
introdujeron los muflones en Tenerife o los arruíes en La Palma; es decir, el
pastoreo que se había mantenido desde la época prehispana era un peligro para
la protección de la flora, mientras que las especies herbívoras introducidas
eran elementos de protección y para ello Madrid dio el visto bueno. En este
mismo plano se estuvo extrayendo zahorra en Montaña Blanca hasta que el
Ayuntamiento de La Orotava y un colectivo local lograron cerrar dicha
extracción en lo que hoy es el parque nacional. Qué decir de los pinos de California
introducidos en nuestros montes sustituyendo la laurisilva y pinos canarios
como alternativa económica propuesta desde Madrid. Y la introducción de
eucaliptos y tantos otros aspectos del exterior en los que la desamortización
impuesta y propuesta desde Madrid privatizó numerosos montes, deforestando
importantes bosques, en la que el planteamiento económico por parte de la
Corona para conseguir recursos sólo lo frenaron en numerosas ocasiones los
vecinos y muchos ayuntamientos en las Islas que se negaron a la privatización
de nuestros montes.
No estamos en tiempos de idealizar sobre buenos y malos, lo
de aquí y lo de fuera. Estamos en un territorio pequeño, frágil, y
lamentablemente la gestión de éste requiere optimizar los recursos, y no
creemos en la gestión de lo público en un sistema de hijuelas separadas, en
manos de distintas administraciones. Trascurridos ya 10 años desde la sentencia
del Tribunal Constitucional sobre la gestión de los parques nacionales, creemos
que ya es hora de ponerse a trabajar y de entrar en este debate que nos ha
presentado la señora Guacimara, de si los 200 kilómetros cuadrados de parque
nacional del Teide quien mejor lo gestiona es Madrid o el Cabildo de Tenerife.
Es más, el parque nacional más visitado de todo el territorio español continúa
con un presupuesto raquítico, con grandes carencias y, lo que es peor, con
disputas familiares y no con planteamientos de integración con el resto de los
espacios protegidos, como de hecho hemos intentado en numerosas ocasiones, puesto
que los incendios, la vigilancia y la conservación de los espacios protegidos
no entiende de mojones o marcos que separan territorios que la naturaleza ha
dejado unidos.
Los hechos nos obligan a hacer una mejor gestión de nuestros
recursos, de contar con los afectados, que en este caso es la población que
vive en las Islas y la que nos visita, y con toda seguridad la mejor gestión se
hace contando con los afectados, incorporando la población local a un buen uso
del territorio con el máximo de transparencia y de acercamiento. No creemos en
una naturaleza gestionada por seudodivinidades alejadas en el espacio y en el
tiempo.
Lamentamos que estas líneas entren en un debate político que
no queremos; sólo pretendemos hacer justicia con los que han cuidado y defendido
nuestro medio ambiente a lo largo de la historia, en la que de ninguna manera
podemos maltratar o ignorar a la población que ha pisado, que ha vivido, que ha
sufrido y que ha gestionado la naturaleza en épocas de crisis, con numerosas
privatizaciones. Gracias a ella tenemos el patrimonio natural del que disponen
estas islas. Por ello son estas líneas de respeto y cariño a los que nos han
precedido comprometidos con esta tierra. No creemos que un futuro más rico para
ellas sean asuntos de propuestas hechas en Madrid o Estambul. Nosotros creemos
en el compromiso con lo de aquí, con lo pequeño, con lo local, y es en este
marco en el que queremos sembrar el futuro de esta tierra.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
DIARIO
DE AVISOS, 22 de Febrero de 2014
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