Acabamos de leer un importante informe de la Unión Europea
sobre las regiones ultraperiféricas que pone de manifiesto las lagunas que
tienen los sistemas de gestión y reparto de los fondos comunitarios. Si bien la
informática y las comunicaciones han acortado distancias y tiempo, en otra
serie de aspectos la burocracia es tan lenta como en la época de la navegación
a vela.
Veamos algunos datos: en el reparto de los fondos RUP
2007-2013 (con un montante de algo más de 7.000 millones de euros), las Islas
Canarias, con el 48% de la población de las regiones ultraperiféricas, reciben
el 17% de éstos, ya que los parámetros establecidos en su momento nos situaban
en el 87% del PIB per cápita comunitario (como países económicamente solventes
y avanzados). Mientras, el resto de territorios RUP, excepto Madeira, no
alcanzaban dicho listón, de tal manera que las islas Azores, con el 5,4% de la
población RUP y con menos del 7% de paro (y el 17% de paro juvenil) obtiene el
20% de dichos fondos, es decir, 1.450 millones de euros, superando a Canarias,
que queda con 1.290 millones de euros.
Mientras en Azores reciben unos 6.000 euros por habitante,
Canarias se queda con unos pírricos 614 euros. Estos fríos números ponen de
manifiesto una lenta y alejada administración comunitaria (Bruselas y el
Parlamento Europeo parece que no conectan con la realidad social de los
pueblos, que tan necesitados están de una gestión más próxima) de la
problemática local, tema para lo que en teoría fueron creadas las RUP y por lo
que vemos funcionan como los llamados planes quinquenales de la extinta URSS.
Claro que son básicos los fondos de solidaridad y ayuda
(Fondo Social Europeo, Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural y Fondo
Europeo de Desarrollo Regional), igual que ocurre con el Posei. Pero también es
básico un acercamiento a los territorios con una mayor sensibilidad entre los
gestores de Bruselas o de Madrid, y a lo que ocurre en los territorios. No
estamos para rivalidades con los territorios a los que les va mejor, pero no es
justa la distribución que le da más a los que más tienen. Se debe hacer lo antes
posible una distribución que priorice lo que dice la filosofía con la que se
crearon las RUP.
En los planteamientos del Posei (Programa de Opciones
Específicas por la Lejanía y la Insularidad), con las medidas que apoyan la
producción local atendiendo al autoabastecimiento y al empleo, es de destacar
el caso de las Azores, que mantiene al sector primario y que en el presente
caso soporta mejor la crisis, sin crear apenas parados, manteniendo una cabaña
ganadera que aporta el 30 % de la producción de leche de Portugal.
En el caso canario, el modelo dominante tanto en el plano
cultural como económico ha degradado el sector primario de tal manera que islas
como La Palma, El Hierro o La Gomera, en las que el turismo no ha sido masivo,
han entrado en crisis. Se han mantenido los plátanos en La Palma como
monocultivo, debilitando el autoabastecimiento. La ganadería sufre muchos
problemas, tanto en el plano económico como con leyes que discriminan las
explotaciones ganaderas en el territorio. Todo lo contrario ocurre en Azores,
donde tienen 1,4 vacas por habitante (vacas que no molestan), mientras que aquí
tenemos cien habitantes por vaca y casi todos lo establos están denunciados por
“contaminación”. Las alternativas en Canarias pasan por otro modelo local que
revalorice todos nuestros recursos, en el que incorporemos parte de la
actividad primaria que hemos perdido; por datos del paro de estabilidad social,
les va mejor en Azores y Madeira.
Esperemos que pronto se haga una distribución más justa de
los recursos comunitarios, sin necesidad de copiar recetas aplicadas en otros
medios. Hemos de reflexionar sobre lo que se ha hecho en otras regiones RUP en
las que el paro y el deterioro económico han mantenido unos niveles tolerables.
Hemos también de coordinar mejor los fondos, de una manera
más solidaria y en el marco de una estrategia de desarrollo sostenible. Que el
mundo rural no se lleve la peor parte ante los retos de la globalización y la
crisis de un modelo que en menos de diez años ha generado más del 25% de paro,
con un importante deterioro social y cultural, lo que nos ha generado un claro
deterioro de la agroalimentación y de la biodiversidad.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
DIARIO DE AVISOS, 19 de Enero 2013
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