domingo, 29 de noviembre de 2015

Canarias, la agricultura y la Unión Europea (III de III)

Desde el año 2007 Canarias sufre la dura crisis que todos conocemos: se ha disparado la tasa de paro, con un efecto muy duro en nuestro campo. Desde el año 2005 hemos bajado de 52.300 hectáreas cultivadas a 40.000, un 23% de descenso. Esta bajada se ha traducido en más paro y el éxodo desde nuestros pueblos, que han menguado su población juvenil. Mientras tanto la UE destina importantes recursos al sector primario europeo; necesitamos cambiar ya nuestra percepción de nuestro campo y nuestros campesinos.

En Canarias más del 50% de la superficie cultivada no percibe ayuda comunitaria alguna. Nuestros campesinos están huérfanos de fondos que suponen de media a los agricultores europeos el 30% de sus ingresos. No debemos ver a agricultores y ganaderos como meros agentes económicos productivos, sino como cuidadores del paisaje, el medio ambiente y de nuestra salud, generadores de empleo y de actividad económica en tierras baldías. 

De las algo más de 4.000 hectáreas de papas sembradas en 2014, tuvieron ayudas del POSEI 1.364, es decir el 35%. Solo 175 de las más de 1.000 Ha de naranjas tuvieron la misma suerte, el 17%. En aguacate fueron 344 Ha de más de 1.000; en zanahorias, sólo 78 Ha de las 280 cultivadas. En otras hortalizas 24 de las 2000 hectáreas tuvieron ayuda, menos del 2%. Mejor no hablar de forrajes y cereales y no digamos otros frutales como higueras, manzanos, almendros, tuneras, melocotoneros, etcétera. Solo la viña consiguió superar estos valores.

Un capítulo olvidado son los secanos tradicionales de rotación de cultivos: en el caso del cultivo a tres hojas: cereal, leguminosas, papas, manchón, tagasastes y forrajeras como complemento para la ganadería y mantener la fertilidad del suelo. Sólo 750 hectáreas han tenido ayudas con 300 € por Ha. 

Los factores determinantes de esta triste situación son varios: Un marco legal confuso y muy burocratizado que separa naturaleza de población rural, un minifundio dominante, el envejecimiento de la población, o la división entre productores y distribuidores. Pero tal vez el punto más crítico es la importación desleal e injusta, bien de excedentes de producción, bien sujetos al R.E.A., o directamente carentes de aranceles desde fuera de la UE.

Hemos de mejorar las partidas cerradas en nuestros acuerdos con la UE para flexibilizarlos y adaptarlos a las demandas de las islas. Por ejemplo, con las papas hemos de aumentar la partida para que nuestros agricultores cubran costos, pero en otros casos podemos incorporar nuevos cultivos y actividades como frutales, ganadería, etcétera. La entrega de las ayudas no puede demorarse tanto como ahora.

Necesitamos aligerar el sistema de ayudas con medidas sencillas y claras. Distribuyamos y gestionemos las ayudas para evitar fraudes, utilizando medios como la fotografía aérea, registros de transporte, trabajadores declarados. El POSEI, el P.D.R., así como los responsables políticos han de cambiar de actitud. Una sociedad más equilibrada en lo social y ambiental necesita una correcta gestión del campo.

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