Las canalizaciones hechas por el hombre no han tenido en
cuenta todos los factores de esta relación dinámica; en algunos casos, se han
construido muros y azudes que han potenciado los problemas ocurridos estos
días. Las demandas de las zonas urbanas y las instalaciones portuarias nos obligan
a estudiar con lupa la situación; los sistemas de canalización y drenaje, así
como su mantenimiento, demandan de nuestros recursos para cumplir su función.
Nuestros barrancos necesitan ayuda permanente para restablecer un equilibrio
roto por el hombre.
Tras las últimas lluvias, los barrancos del Cercado y de las
Huertas han presentado serias deficiencias en sus tramos canalizados. Atascos
causados por cañeras en el primero y sauces en el segundo han inutilizado
gravemente gran parte de sus canalizaciones; el amontonamiento de restos
vegetales ha bloqueado el paso del agua bajo los puentes y otros obstáculos
artificiales en sus cuencas. Algunas de las canalizaciones, diseñadas para
aguas limpias o con poca carga de sólidos, se han desbordado, tal y como
ocurrió en el barranco del Cercado, donde el puente de Viña Vieja quedó
totalmente obstruido. La dramática situación vivida pone de manifiesto que no
hemos buscado sustitutos para nuestra cultura rural; se ha evidenciado la
ausencia de actividad ganadera y de campesinos que gestionen y mantengan los
barrancos limpios.
Las canalizaciones construidas en el barranco de Santos, en
el del Bufadero o en el barranco del Cercado han funcionado relativamente bien.
Solamente en situaciones puntuales se han desbordado dichos barrancos por las
dimensiones de sus puentes obstruidos por ramas, como en el caso de San Andrés.
En el caso del barranco de Santos, la reciente limpieza realizada por el
Cabildo, añadida a una marea baja en el momento de mayor caudal, ocasionó problemas
mucho menores que los del pasado mes de febrero de 2010 en el entorno del
Cabildo y la zona del Cabo.
Los barrancos de Santos, el del Bufadero y el de San Andrés
son seguramente los más peligrosos para la ciudad de Santa Cruz. El abundante
caudal del barranco de Santos en las últimas lluvias ha movido piedras de más
de una tonelada a la altura del puente de Galcerán, mientras que a la dársena
no llegaban al kilogramo. La cuenca final de estos barrancos es prácticamente
horizontal debido al avance de las zonas urbanizadas en terrenos ganados al
mar: los barrancos han perdido su capacidad de transporte. Los hemos
convertidos en azudes que elevan el nivel del agua, desbordando en las calles
adyacentes; la solución pasa por limpiar continuamente los depósitos de las
lluvias para que las recientes canalizaciones construidas tras el desastre de
2010 continúen funcionando. Las obras realizadas en su momento por el Cabildo y
la Administración autonómica han funcionado, pero requieren de otras
actuaciones; hay que plantearse abrir la plaza de Europa para aumentar la
sección del cauce subterráneo del barranco de Santos. Esta vez hemos tenido
suerte, igual que en 2010, por que las lluvias cayeron un día de fiesta. Santa
Cruz vive en la cuenca baja de grandes barrancos; no podemos confiar ciegamente
en nuestro dominio de la naturaleza. Como bien ha quedado demostrado estos
días, la naturaleza sigue teniendo sus pautas, con o sin cambio climático.
Demandamos muelles de contenedores, viales para vehículos, playas y barreras
contra las olas. Demandemos también protección contra las inundaciones; la
protección de la vegetación no puede ser un obstáculo para limpiar los cauces
en las zonas sensibles. La solución puede ser cambiar los cañaverales por
sauces y permitir su poda anual. Hemos de gestionar la naturaleza con medidas a
nuestros tiempos: amurallar nuestros barrancos con muros de cemento más altos o
más largos es inútil sin un mantenimiento en su cauce. Nuestra relación con la
naturaleza tiene que ser dialéctica, escuchando y aprendiendo las pautas de
ésta.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
DIARIO DE AVISOS, 26 de Octubre de 2014
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